Tienes un historial de haber sobrevivido al 100% de tus días malos.
Y de alguna forma lo has hecho.
“Soy incapaz de enfrentarme a este examen, me da muchísimo miedo meter la pata, no tengo ni idea de cómo afrontarlo”
Es una frase que da mucho más miedo si se nos olvida esta otra:
“Cuando me enfrenté a selectividad lo pasé realmente mal durante unos días, pero salir a correr con mi perrito por las tardes me quitó mucho peso de encima, no sé qué habría hecho sin él”
En ocasiones, cuando estamos en un punto bajo, nuestra vista y recuerdos se nublan, impidiendo recordar los recursos que otras veces fueron claves para resolver la situación que ahora tenemos delante.
Al mirar hacia atrás detenidamente, nos damos cuenta de que ya habías estado en una situación en la que el estrés había sido paralizante, sin embargo, descubriste que desconectando de lo futuro, haciendo ejercicio y pasando tiempo junto a un ser querido (perruno en este caso)...
¡Tienes una fórmula personalizada para enfrentar estas situaciones! Es el bucle de pensamientos actuales el que impide ver la salida que ya conoces.
Parte del trabajo que realizamos en consulta tiene que ver con sacar a relucir esos momentos en los que, aunque ahora no se vea evidente, la vida te exigió habilidades parecidas a las que ahora te pide y tú supiste responder de forma satisfactoria para poder extraer de ellos las conclusiones que nos permitirán enfrentar el presente con un set de recursos tallado a medida.
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